El sector agroindustrial tiene un rol clave a nivel nacional como internacional, y enfrenta el gran desafío de generar y proveer alimentos, fibras y energía, para una población mundial, que para el año 2050, se estima superará en 2.200 millones la población actual.

Este sector, a su vez, tiene en Argentina, una relevancia especial, no sólo por su potencial contribución a la seguridad alimentaria global sino por el aporte a la economía (por su efecto multiplicador) y empleo del país. Contribuye con el 12,5% del Producto Bruto Interno (PBI) y es el responsable de más del 65% del ingreso de divisas sobre el total de exportaciones del país.

Sin dudas, el mundo necesita de sistemas agroindustriales competitivos, que puedan adaptarse y responder en tiempo y forma a los permanentes y variados cambios de escenarios que se generan en el mundo (guerras, pandemias, conflictos entre países, cambios en los hábitos de consumo, demanda creciente de información, impacto ambiental, etc.) y en cada país (situación macro y micro a nivel nacional, así como particularidades culturales).

Existen grandes oportunidades para los países con fuerte tradición agroindustrial, como la Argentina, y también, grandes desafíos para éstos, sus empresas, las cadenas y/o redes que se forman, donde las nuevas tecnologías digitales ocupan un lugar preponderante, para poder producir más, con menos asignación de recursos per capita y de forma sustentable. Estamos en medio de una nueva revolución tecnológica donde la información, generada a partir de procesos data driven, juega un rol clave para la toma de decisiones estratégicas, apoyado en nuevas tecnologías digitales (nube, big data, sensores, IOT, Inteligencia artificial, machine learning, blockchain, entre otras) que se combinan para dar soluciones a medida.